La Revuelta de los Aldeanos, originada en Kesrouan, fue una insurrección de aldeanos maronitas contra la nobleza maronita del Monte Líbano de 1858 a 1860.

Esta Revuelta es conocida también como la Revolución de los Campesinos, aunque el término «campesino» es poco preciso, tanto desde el punto de vista histórico como sociológico, pues es incorrecto comparar a los rebeldes montañeses libaneses con los campesinos de las llanuras. La Revuelta no fue llevada a cabo solamente por los campesinos; sino que todos los aldeanos del Kesrouan, incluyendo a los pequeños artesanos, arrieros, herreros, comerciantes y clérigos, tomaron parte activa (Tayah, 1999), de ahí que sea mejor hablar de los aldeanos, que expresa mejor el término original árabe (أهالي, ahali, «comunero» o «aldeano») que de campesinos (الفلاحين, al-fallahin, «campesinos»).

Con la sublevación vino el final del antiguo sistema feudal que había existido en Monte Líbano y dio comienzo a un sistema de representación basado en los habitantes del pueblo que, mediante el voto, elegirían a sus autoridades. Esto ocasionó también un cambio de privilegios que conservaba la nobleza dirigente. Particularmente se vieron afectados los miembros de una familia maronita de apellido Jazén (o Khazen) que “habían adquirido, por diversos medios y circunstancias, un fuerte control sobre grandes áreas de tierra” (Tayah, 1999). La Revuelta tuvo sus excesos como todo movimiento en donde las emociones dominan más que la razón. El patriarca maronita Pablo I Pedro Massad (fl. 1854-1890), a pesar de su simpatía por los aldeanos, mantuvo un papel de árbitro, logrando moderar a los extremistas de entre los aldeanos.

Quien dirigió esta Revuelta fue Tanios Chahine (fl.1859-1861), un arriero analfabeta y fortachón, nacido en Rayfoun en 1815 de familia maronita, que sólo necesitó de una pequeña fortuna que había obtenido con su trabajo gracias al apoyo de los misioneros franceses de san Vicente de Paul (los Lazaristas) del pueblo de Aintura para, con su carisma, convertirse en el líder de los insurrectos.

Lo que hace que la rebelión de Kesrouan sea peculiar en el Medio Oriente es el hecho de que fue motivada principalmente por factores de clases. Tanios Chahine organizó una rebelión contra una fuerte familia feudal, el mencionado clan Jazén (Khazen), con el apoyo de los aldeanos. La rebelión finalmente condujo a la expulsión de toda la familia Jazén de la provincia sobre la cual gobernaban tradicionalmente. Una guerra civil se produjo casi inmediatamente después de la Revuelta de Chahine, una guerra que enfrentó a los católicos maronitas y los drusos entre sí en el Monte Líbano.

En efecto, esta Revuelta que comenzó siendo una lucha entre clases (aldeanos que se levantaron contra los señores feudales), terminó siendo una guerra civil entre grupos religiosos (maronitas contra drusos). Así pues, un pleito entre clases sociales en una sociedad demográficamente diversa como el Líbano puede convertirse fácilmente en conflicto comunitario. En otras palabras, los aldeanos drusos estaban más dispuestos a asociarse con los emires drusos que con los aldeanos maronitas. Esto muestra que los lazos comunales podrían ser más fuertes que los lazos de clase en sociedades divididas, particularmente en tiempos de conflicto. Aunque el levantamiento ayudó a eliminar el poder de los emires feudales y cambió el poder político a manos de los plebeyos, no logró extenderse entre diferentes facciones comunales por estas razones de diversidad demográfica, y se convertió en un conflicto intercomunal que aprovecharon los otomanos para conservar su dominio sobre la región al apoyar a una de las partes, a los drusos, derivando en las horribles masacres de 1860.