SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
j | Octubre 21
SAN HILARIÓN, MONJE (291-371)
Hilarión nació en un Palestina, de padres paganos ricos. Entonces su padre lo envió a Alejandría para aprender ciencias y destacó en sus lecciones. Comenzó a sentarse con eruditos, la mayoría de los cuales eran cristianos, y estudió doctrinas cristianas con ellos, y lo impresionaron con su sublimidad y elevación por encima de los escombros del mundo. Creyó en Cristo y fue bautizado. Luego se abstuvo de los bienes de la tierra y se dedicó a la oración y la meditación.
No había oído hablar de San Antonio el Grande hasta que caminó hacia él en el desierto. Permaneció con él algún tiempo para guiarlo y practicar la vida ascética. Después de recibir su consejo y llevar un pañuelo en la mano, regresó a su tierra natal en Palestina.
Luego lo dejó todo y se fue al desierto cerca de Mayoma y vivió allí como ermitaño. Comenzó a practicar las más duras austeridades, como ayunar, vestir cilicio, meditar, hacer cestas y cavar la tierra.
Un día, los ladrones entraron a su cueva mientras él estaba arrodillado y orando, y le dijeron: ¿No tienes miedo de los ladrones? Él respondió: El que no posee nada, no teme a nadie. Dijeron: ¿No tienes miedo a la muerte? Él dijo: “¿Cómo puedo temerlo si me preparo para ello cada hora?” Sus palabras los afectaron y se sintieron humillados por su apariencia y se fueron, decididos a mejorar su comportamiento mediante el arrepentimiento.
La fama de su santidad se extendió y muchas personas acudieron a él queriendo seguir su camino, así que él los aceptó, les estableció el círculo y él mismo se hizo cargo como su guía. Dios realizó muchos milagros por sus manos, entre ellos la curación de tres hijos de la esposa de Al-Birdos, jefe de la guardia real, que estaban al borde de la muerte.
Molesto por la gente que lo rodeaba, salió de Palestina y se fue con un alumno suyo llamado Isex, a Sicilia en Italia, y de allí llegó a Chipre, perseverando en su camino ascético, y llegó a los ochenta años de edad. Sabía que su muerte se acercaba y temía el terrible juicio, pero fortaleció su fe y esperanza en Dios, repitiendo esta oración: "Sal, oh alma, al encuentro de tu Señor. ¿Por qué tienes miedo cuando te has esforzado por servirle durante muchos años?” Con esta oración murió en el Señor en el año 372.
Su alumno Isex dejó el libro de la Biblia y la chaqueta de cuero que le regaló San Antonio. Su alumno llevó su cuerpo puro a Palestina, donde los monjes lo recibieron con muestras de calidez y respeto y lo enterraron en su antiguo monasterio. Su santuario era una fuente de gracia y bendiciones. Sus oraciones están con nosotros. Amén.
Fuente: maronitas.org
Otros Santos para hoy
NO SIEMPRE AGREGAMOS OTROS SANTOS