SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
h | Agosto 19
SAN JUAN EUDES, SACERDOTE Y FUNDADOR DE LOS EUDISTAS (1601-1680)
Promotor del amor a los Corazones de Jesús y de María
Su tratado sobre el admirable Corazón de Jesús: Fuente de salvación y de vida verdadera
Magnificat a los Dos Corazones
-Llamado por el Papa "Padre, Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los Sagrados Corazones",
-Primero que organizó y celebró la fiesta del Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María.
-Primero que escribió la liturgia de las horas de cada una de esas fiestas.
-Fundador de las Congregaciones de Jesús y María y de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio.
Nació en la diócesis de Séez (Francia) el año 1601; recibió la ordenación sacerdotal y se dedicó por varios años a la predicación en las parroquias. Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada a la formación de los seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres cuya vida cristiana estaba en peligro. Fomentó en gran manera la devoción a los Corazones de Jesús y de María. Murió el año 1680.
Enseñaba que el Sagrado Corazón es un horno de Amor Divino. Los que desean unirse a su corazón son purificados, inflamados, y transformados por el Fuego Divino.
En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla.
A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.
Al servicio de los enfermos
Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.
Predicador ungido
Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.
Confesor: Las gentes decían de él: "En la predicación es un león, y en la confesión un cordero".
Las mujeres atrapadas en mala vida
Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".
Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.
Formación del clero
San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio.
Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su su-
cesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.
Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros
compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.
La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.
En 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como "la maravilla de su época", Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659. ¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.
Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.
Al afro siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María"', como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico."
Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes.
Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.
Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680.
Fue canonizado en 1925 y su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928.
San Juan Eudes: no dejes de rogar cada día
por esas tres clases de personas
que tanto ayudaste durante tu vida de apostolado:
los seminaristas, los sacerdotes,
y las mujeres en peligro.
Tu oración les puede hacer inmenso bien.
Fuente: maronitas.org
Otros Santos para hoy
SAN ANDRÉ Y COMPAÑEROS MÁRTIRES
El cristianismo en Vietnam llegó a principios del siglo XVI gracias al padre Alejandro Rhodes, un jesuita francés considerado como el Apóstol de la joven Iglesia asiática todavía dividida en las tres regiones de Tonkín, Annam y Cochinchina. Sin embargo, ya en 1645 fue expulsado y desde entonces y durante los siglos siguientes la situación para los cristianos del país fue siempre muy difícil debido a la sucesión de olas de persecución que se alternaban con breves períodos de paz.
"Tran, yo te bautizo con el nombre de Andrés"
Tran An Dung nació en Bac Ninh en 1795 en una familia tan pobre que para asegurar su supervivencia se vieron obligados a confiarlo al cuidado de un catequista católico. Educado en la fe y bautizado con el nombre de Andrés, el futuro mártir fue ordenado sacerdote en 1823. Se convirtió en pastor asistente en Dong-Chuoi, y se destacó por su estilo sencillo y cordial, por su asistencia activa a los pobres y por su sobriedad en todas las cosas. En 1833, después de haber terminado de celebrar la Eucaristía, los guardias imperiales lo arrestaron por primera vez. Rescatado con el pago de una fuerte suma de dinero recolectada de los fieles, decidió cambiar su nombre de Dung a Lac para ser menos notado y se aventuró en las provincias más peligrosas de Hanoi y Nam-Dihn para evangelizar a esas poblaciones.
Encarcelamiento y martirio
A finales de 1839 Andrés fue arrestado por tercera vez junto con su hermano Pedro. Entonces empezó a entender que su vocación era el martirio: el Señor le pedía que ofreciera su vida por la salvación de sus hermanos y que lo acompañara en el don total y confiado al Padre sobre la Cruz, como hizo Jesús. Así que pidió a su obispo que no pagara el rescate por su liberación. Durante su traslado a la prisión de Hanoi, muchos fieles lo acompañaban llorando pero él los animaba a todos, exhortándoles a que continuasen viviendo de acuerdo a las enseñanzas del evangelio y de la Iglesia. En la nueva prisión, se le pidió a los dos sacerdotes que abjuraran y pisotearan a Jesús en la cruz. En respuesta, se arrodillaron y lo besaron. Para ellos, por lo tanto, la sentencia sólo podía ser de muerte, que se llevó a cabo por decapitación el 21 de diciembre, a las afueras de la ciudad, en la puerta de Cau-Giay.
Vietnam bautizado en la sangre de miles de mártires
De 1645 a 1886, se emitieron 53 edictos contra los cristianos en Vietnam, que llevaron a martirizar hasta 113.000 creyentes. Ante la firmeza de tantísimos mártires de la fe, la feroz monarquía vietnamita finalmente cedió a sus crueldades, contentándose con imponer sólo la dispersión y la confiscación de los bienes del creciente número de convertidos a la fe cristiana. El primer grupo de 64 mártires fue beatificado por León XIII en 1900. Pío X le siguió, beatificando a otros tres grupos, incluyendo a los dominicos: dos en 1906 y otro en 1909. Finalmente, Pío XII beatificó a un quinto grupo en 1951. Finalmente, con un decreto de 1986, la Iglesia unió todos estos grupos distintos en uno solo compuesto por 117 mártires -incluidos sacerdotes, religiosos y laicos- que fueron canonizados por Juan Pablo II en 1990. A la cabeza de este numeroso grupo está San Andrés Dung-Lac, que es probablemente la figura más conocida. De estos 117, 96 son de nacionalidad vietnamita; entre los demás hay 11 españoles pertenecientes a la Orden de Predicadores y 10 franceses de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París.
Fuente: Vatican News.