SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
g | Julio 28
SANTA ANTUSA, MÁRTIR (♰ 777)
En Mantinea, cerca de Claudiópolis, en la Honoríada, santa Antusa, monja, que, siendo emperador Constantino Coprónimo, por defender el culto de las sagradas imágenes sufrió la pena de azotes, tras lo cual fue desterrada, aunque, pasado un tiempo, pudo volver a la patria, donde murió en paz.
Con el nombre de Anthusa -o Antusa-, hay en la tradición cinco santas (no en el Martirologio Romano, que hay sólo dos), todas orientales. La más célebre es Anthusa de Constantinopla, hija del emperador Constantino V Coprónimo, casi contemporánea a la que hoy celebramos, y que no debe confundirse con ella. La que celebramos hoy nació al inicio del siglo VIII, probablemente en la Honoríada (provincia de Anatolia a orillas del Mar Negro); sus padres se llamaban Strategio y Febronia, y por muchos años llevó vida eremítica conforme a las enseñanzas del anacoreta Sisinnio.
Luego fundó en la zona dos monasterios, uno para hombres, en Mantinea, cerca de Claudiópolis, con una iglesia dedicada a los apóstoles, y otro para mujeres, erigido en una islita del vecino lago de Efteni-Göl, con una iglesia dedicada a la Virgen; el monasterio masculino era agregado al femenino (es decir que la abadesa regía a los dos).
Llegó el tiempo del emperador Constantino V Coprónimo (741-775), que con rigor persecutorio quiso imponer las decisiones del concilio local de Hieria del 754, que condenaba las imágenes sagradas. Los monjes fueron más castigados que el resto, y eso dio a Constantino V tan desagradable sobrenombre (en griego «kopros» significa excremento). También la virgen Anthusa fue acusada de venerar las imágenes sacras, rechazando la apostasía de los iconoclastas, y así fue duramente perseguida y enviada al exilio.
Pero Antusa había predicho a la emperatriz Irene, mujer de Constantino V, un buen parto de gemelos, y cuando ésta dio a luz un varón y una niña, y a pesar de haber sido un parto difícil, pudo sobrellevarlo bien y llegó a un feliz desenlace, recibió de parte de la emperatriz grandes honores, e incluso se le puso el nombre de Antusa a la niña (es la santa que mencionamos al inicio). Liberada de la persecución y vuelta célebre en todo el imperio, volvió a su monasterio de Mantinea, donde, después de haber hecho muchos milagros, entregó su alma a Dios en la segunda mitad del siglo VIII, en torno al 777.
Fuente: maronitas.org
Otros Santos para hoy
SANTOS NAZARIO Y CELSO, MÁRTIRES (s I)
Nazario nació en Roma. Su padre era un acaudalado caballero pagano, oriundo del norte de África. Su madre, fervorosa cristiana había nacido en Roma; la Iglesia la venera con el nombre de santa Perpetua. Se cree que fue bautizado por el papa san Lino, sucesor de san Pedro en la sede romana, Inflamada su alma de amor divino, resolvió salir de Roma para dedicarse a la salvación de las almas menos favorecidas, y predicó la fe en muchos lugares con fervor y desinterés haciéndose discípulo de los apóstoles.
La gracia del Señor resplandeció sobre Celso. Nazario y Celso maestro y discípulo, sembraron, con sus eficaces pláticas y la ejemplaridad de sus vidas, aquella semilla de la cual habla el evangelio; y esta semilla "cayó toda en tierra fértil".
En la ciudad de Tréveris ambos realizaron milagros. En compañía de los recién convertidos entonaban cánticos sagrados y en las procesiones pregonaban la paz entre los hermanos y entre los pueblos.
Al llegar a Milán, fue decapitado por la fe, junto con Celso, un joven al que llevó consigo para ayudarle en sus viajes. Estos mártires sufrieron poco después de que Nerón provocara la primera persecución. Sus cuerpos fueron enterrados por separado en un jardín fuera de la ciudad.
Poco después del año 395, san Ambrosio descubrió las reliquias. La sangre de Nazario estaba tan roja y fresca como si el santo hubiese muerto aquel mismo día. San Ambrosio trasladó los cuerpos de los mártires a la iglesia de los Apóstoles, que acababa de construir.
Una mujer fue librada de un espíritu maligno en su presencia. San Ambrosio envió algunas de estas reliquias a San Paulino de Nola, quien las recibió con gran respeto, como un regalo valiosísimo, según atestigua.
Fuente: maronitas.org