SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
g | Julio 11
SANTA EUFEMIA, MARTIR (s IV)
Eufemia nació en Calcedonia de padres piadosos y fue criada para amar a Dios y la virtud. Cuando estalló la persecución contra los cristianos en tiempos del rey Dioclecia, Prixo, gobernador de Asia Menor, la arrestó junto con algunos cristianos y les ordenó sacrificar a los dioses, pero ellos se negaron, por lo que los torturaron y los metieron en prisión.
En cuanto a Eufemia, el gobernador quiso conquistarla con bondad, por lo que ella respondió: Soy cristiana y nada no puede separarme del amor de Cristo. El gobernador ordenó que los pusieran sobre ruedas. Su cuerpo quedó destrozado, pero Dios la salvó y sanó sus heridas. La ira del gobernador aumentó, por lo que ordenó que la arrojaran al fuego, y Eufemia se hizo más fuerte en su amor por Jesús. Finalmente, la arrojaron a las fieras para devorarla, y allí fluyó su espíritu puro en el año 404. Entonces su padre y su madre vinieron con los creyentes, tomaron su cuerpo puro y lo sepultó en un santuario nuevo, y exudaba un aroma fragante. Se decía que el patriarca recogía sangre de su cuerpo con una esponja. Era una reliquia para los creyentes que curaba sus enfermedades.
Construyeron una lujosa iglesia que lleva su nombre, donde se celebró el Santo Concilio de Calcedonia en el año 451. Se dice que los padres del citado concilio se pusieron de acuerdo y redactaron el instrumento del encargo católico que afirmaba las dos naturalezas y las dos pecados en Cristo. La herejía de una sola naturaleza. Al día siguiente encontraron el instrumento que la santa había sostenido con su mano derecha y se lo entregaron al patriarca Anatolio, y el tercer instrumento en sus pies. Los creyentes glorificaron a Dios quien reveló la verdad de manos del santo. Sus oraciones están con nosotros. Amén.
Fuente: maronitas.org
Otros Santos para hoy
SAN BENITO, ABAD (480-543)
Memoria de san Benito Abad en la liturgia Maronita el 15 de marzo (nota: el calendario litúrgico de la iglesia latina lo celebra el 11 de julio).
San Benito nació de familia rica en Nursia, región de Umbría, Italia, en el año 480. Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad.
Fue enviado a Roma a estudiar filosofía y letras, y se nota que aprendió muy bien el idioma nacional (que era el latín) porque sus escritos están redactados en muy buen estilo.
Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva.
Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas y horas rezando y meditando. Jamás comía carne. Dedicaba bastantes horas al trabajo manual, y logró que sus seguidores se convencieran de que el trabajo no es un rebajarse, sino un ser útil para la sociedad y un modo de imitar a Jesucristo que fue un gran trabajador, y hasta un método muy bueno para alejar tentaciones. Ayunaba cada día, y su desayuno lo tomaba en las horas de la tarde. La mañana la pasaba sin comer ni beber. Atendía a todos los que le iban a hacer consultas espirituales, que eran muchos, y de vez en cuando se iba por los pueblos de los alrededores, con sus monjes a predicar y a tratar de convertir a los pecadores. Su trato con todos era extremadamente amable y bien educado. Su presencia era venerable.
Su famoso reglamento: LA SANTA REGLA. Inspirado por Dios, escribió nuestro santo un Reglamento para sus monjes que llamó "Santa Regla". Es un documento que se ha hecho famoso en todo el mundo, y en el cual se han basado los Reglamentos de todas las demás Comunidades religiosas en la Iglesia Católica.
Y los que vivieron con él afirmaban que todo lo bueno que recomienda en su Santa Regla, lo practicaba él en su vida diaria. Con estos principios, su Comunidad de Benedictinos ha hecho inmenso bien en todo el mundo en 15 siglos.
Morir de pie, como los robles. El 21 de marzo del año 543, estaba el santo en la Ceremonia del Jueves Santo, cuando se sintió morir. Se apoyó en los brazos de dos de sus discípulos, y elevando sus ojos hacia el cielo cumplió una vez más lo que tanto recomendaba a los que lo escuchaban: "Hay que tener un deseo inmenso de ir al cielo", y lanzando un suspiro como de quien obtiene aquello que tanto había anhelado, quedó muerto.
Dos de sus monjes estaban lejos de allí rezando, y de pronto vieron una luz esplendorosa que subía hacia los cielos y exclamaron: "Seguramente es nuestro Padre Benito, que ha volado a la eternidad". Era el momento preciso en el que moría el santo.