SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
a | Enero 29
SAN HIPÓLITO ROMANO, MÁRTIR
Hipólito (Hippolytus) era un soldado romano del siglo III al que se le asignó custodiar a prisioneros cristianos. Convertido por ellos a la fe, fue martirizado por asistir al entierro de otros martirizados.
San Hipólito fue un carcelero de prisioneros a quien se le asigno custodiar a un grupo de prisioneros cristianos, entre los cuales se encontraba San Lorenzo. Hipólito les profeso su fe y devoción a Dios, a la Virgen María y a la Iglesia.
Los cristianos a los cuales custodiaba fueron martirizados al igual que San Lorenzo, Hipólito asistió a su funeral, lo cual descubrieron sus superiores y por lo tanto lo condenaron a una muerte atroz, siendo despezado por cuatro caballos salvajes a los que lo ataron, que tiraban de él de un lado a otro. Por lo que murió como un mártir más. Los restos de San Hipólito fueron sepultados en el cementerio de la vía Tiburtina de Roma, Italia. La cual aún lleva su nombre.
Otros Santos para hoy
SAN SULPICIO, OBISPO (s VI) | SAN COSTANZO, OBISPO (s II)
San Sulpicio
Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.
Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios.
Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.
Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes.
Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien.
No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona.
Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.
Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.
De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín.
Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión.
Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.
San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.
No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió.
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San Constanzo
Costanzo vivió en el siglo II, era un joven cristiano que se distinguió inmediatamente en la Iglesia perugina por su celo y por su generosidad hacia los pobres unidos a una gran severidad hacia sí mismo.
Por tanto fue elegido obispo cuando era muy joven, cuando tenía apenas treinta años. Pero ya era prudente, sabio en el apostolado, maduro en la caridad, firme en la autoridad, y tambien se demostró un obispo providencial, especialmente en los años difíciles de la persecución de Marco Aurelio.
De hecho el emperador no tardó a pararlo y procesarlo con la acusación de haber abrazado la fe en el Dios y si hubiera sido encontrado culpable, es decir si confirmara su misma fe rechazando de sacrificar, tuvo que ser condenado a la pena capital.
No se sabe quién denunció el activo y benéfico Obispo de Perusa. Probablemente, como en muchos otros casos, alguien esperó poner sus manos sobre las riquezas de la Iglesia, tenidas en custodia por los fieles y destinadas a los pobres. Quizás justo por este, para arrancarle ventajosas informaciones, el Obispo Costanzo fue torturado a largo y cruelmente, junto con muchos otros compañeros de fe.
Fue encerrado en el calidarium de las Termas romanas, dónde los ciudadanos respetables y elegantes hacían el baño de vapor. Aquella vez el calidarium fue calentado a la temperatura de un horno, pero San Costanzo salió incólume del baño mortal.